domingo, 17 de abril de 2016

Estamos como cabras

En las últimas décadas parece ser que cualquier alimento que se ingiera tiene que servirnos, no para saciar el hambre, sino para conseguir mejorar nuestra salud en la medida de lo posible.
Comer se convierte así en un rito, primero se debe mirar la etiqueta del producto para ver cuántas calorías tiene, después se debe tomar la cantidad precisa para no pasarse...etc, etc, etc.
De esta manera, los "ateos" de la alimentación que por cierto cada vez son menos, acaban preguntándose: ¿¿¿Qué como????


Recientemente a los estudios que ya había se siguen sumando más, un nuevo estudio revela que tomar mucha sal aumenta el riesgo de obesidad, además de retrasar la pubertad. Pues nada, tocará volverse "soso".
Por si fuera poco, las investigaciones han demostrado que, oír el sonido de nuestra propia masticación puede hacer que ingieras menos cantidad. A este fenómeno se le conoce como efecto crunch. Unos investigadores norteamericanos lo pusieron en práctica, comprobando que si la televisión está encendida o si llevas cascos puestos comerás por inercia, de esta manera y con el efecto crunch sólo comerás lo necesario.
Y digo una cosa, ¿esto es necesario? ¿No te vas a poder ni relajar comiendo?, ¿vas a tener que estar en tensión, oliendo, escuchando, mirando...etc cada vez que te sientes a comer?. Pues que estrés pensarán, pero tranquilos que también hay alimentos para el estrés, está todo controlado.
Los alimentos para el estrés son varios, los espárragos, ricos en ácido fólico, que es esencial para mantener la calma; las naranjas que con su vitamina C también sirve para frenar los niveles de estrés, yogur que también nos ayuda a dormir bien, avena, chocolate, col lombarda...y así hasta un total de 12 alimentos que reducen nuestro nivel de estrés.
Por si todo lo anterior se olvida, no preocuparse, con los arándanos reduciremos el riesgo de padecer alzehimer, un nuevo estudio llevado a cabo por expertos del Centro Académico de Salud de la Universidad de Cincinnati, en EEUU., así lo confirman.
Tras esto, yo pienso que estamos saturados de información a cerca de lo que comemos, y todo para qué, puede ser que como tenemos tanta variedad nos complicamos más la existencia. La información es buena siempre y cuando no se convierta en obsesión.


MC Moncada.


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