lunes, 7 de marzo de 2016

Ámbitos inesperados de la cultura popular


Si hay algo que normalmente la gente no asociaría con la cultura popular son los juegos de azar. Invadidos de un halo demonizador por los graves problemas que se asocian a su práctica como la ludopatía y todo lo que ello conlleva, se ha olvidado que desde los inicios del ser humano, estos han existido de una forma u otra. En el Pleistoceno Inferior, es decir, hace 500.000 años, la arqueología moderna ha descubierto variantes de la taba o astrágalo, que se puede considerar como una especie de "juego de los dados", similar al que ahora se realiza en cualquier taberna de nuestros pueblos.



Incluso en la Biblia se nos relata como los soldados se jugaron a los dados la túnica de Cristo tras la crucifixión, es decir, que el juego ha sido y es algo que forma parte del día a día del ser humano desde la antigüedad e incluso esta influencia ha quedado plenamente presente en el propio lenguaje cotidiano, son comunes y conocidas a todos expresiones como "Me lo juego todo a una carta" o "En la mesa y en el juego se conoce al caballero". 

El juego ha llegado a ponerse en plena conexión con Internet, y ya asistimos hace unos años al auge de empresas de apuestas online como PokerStars, YoBingo y diferentes casas de apuestas deportivas. Todo esto ha llevado a que hace unos años el estado regulara esta práctica para percibir los diferentes impuestos y abrir un nuevo mercado, el cual ya percibimos claramente en la gran cantidad de nuevos casinos y casas de juegos como Sportium o Codere que inundan nuestros pueblos y ciudades. Por supuesto, estos se mezcla con la permanencia de viejos juegos como las caras en Calzada de Calatrava.


Y es que con el juego podríamos entrar en uno de los tabúes culturales, junto con la masturbación como comentábamos en una entrada anterior o drogas "no legales". Aunque parece que con estas nuevas normas reguladoras se ve una cada vez mayor y quizá preocupante actitud de asiduidad y rutina ante estos juegos puede que no tan inocentes...

Félix Díaz Castaño

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