domingo, 13 de marzo de 2016

El consumo de drogas en la historia y en la cultura popular

El consumo de drogas es uno de los problemas que tiene nuestra sociedad, pero no es nada nuevo, de hecho ha acompañado al hombre desde el comienzo de la Humanidad. No obstante, las drogas han cambiado y los tiempos también, por lo tanto ha variado la manera de utilizarlas.

La aproximación histórica al fenómeno de la adicción a las drogas puede plantear dificultades, ya que, durante varios decenios, ha estado vigente el denominado paradigma lewiniano, basado en los conocimientos antropológicos de principios de siglo y que ha conservado su vigor en el campo de la farmacología y de la medicina; nuevas corrientes antropológicas plantean un nuevo elemento, la eficacia simbólica de las distintas drogas para explicar el hecho de que se consuman sustancias psicoactivas en las más diversas culturas. Por otra parte, la historia de las mentalidades y la delimitación del contexto histórico y social donde se desarrolla el consumo de drogas, unidos a las aportaciones de la sociología y la psicología social, pueden contribuir a establecer un marco adecuado para la comprensión del fenómeno multidimensional y multicausal de las drogodepencias. Por tanto, para el conocimiento integral de este fenómeno son siempre necesarias aportaciones de otras disciplinas.

El consumo de drogas desde la Prehistoria hasta el siglo XVIII
Durante la Prehistoria, diversas drogas alucinógenas fueron utilizadas seguramente con fines medicinales o rituales, por ejemplo, en Siberia tribus primitivas recopilaban y consumían Amanita Muscaria por sus efectos alucinógenos. Más tarde, durante el Neolítico, las primeras sociedades agrarias conocieron el cornezuelo (un hongo parasitario del centeno que provocaba alucinaciones).

Pero, la droga por excelencia fue el alcohol (destacan el vino y la cerveza). Se atribuye a la casualidad la obtención de las primeras bebidas alcohólicas, producidas de forma natural por fermentación de soluciones que contuvieran hidratos de carbono, dicho fenómeno natural explica cómo en zonas y culturas muy alejadas entre sí consumían esta droga.

El consumo de alcohol ha jugado un importante papel en muchas culturas (egipcia, griega, romana y hebrea), tanto en ceremonias sociales como religiosas (en Grecia existía un dios consagrado al vino, Dionisos). No podemos olvidar que el Cristianismo elevó el vino a una categoría sagrada cuando lo identificó con la encarnación de la divinidad y lo utilizó en el culto. Por ello, el alcohol no se ha considerado tradicionalmente como una droga en nuestra cultura, ya que su consumo habitualmente formaba parte de costumbres socialmente admitidas y no suponía, salvo excepciones, riesgo de dependencia.
Dionisos-Baco
En la Edad Media europea, la elaboración del alcohol estaba en manos de la Iglesia, que combatía las demás drogas al considerarlas demoníacas. Por ejemplo, las brujas hacían una mezcla con belladona, beleño y mandrágora que en contacto con el cuerpo producía sensación de volar y alucinaciones varias, de este hecho, de ahí viene la leyenda de que las brujas volaban en escobas, pues se creía que éstas se frotaban esta sustancia con los palos de las escobas.

Mientras, en Oriente, debido a las restricciones del Islam al consumo de alcohol, triunfaban los destilados de plantas como el cannabis o la adormidera (aunque poco después tuvieron lugar restricciones religiosas al consumo de estas drogas).Los orígenes de la adormidera están en el Mediterráneo: los sumerios ya la utilizaban con fines curativos desde el 3500 a.C. y se piensa que de allí se extendería su empleo entre los egipcios y los persas, y posteriormente, los navegantes portugueses lo llevaron a la India y en el siglo X a China; en la actualidad, crece prácticamente en todo el globo terráqueo. Respecto al cannabis, éste tiene su origen en el Mar Negro y su uso se remonta al periodo Neolítico que más tarde pasó a la India (desde donde se extendería al Pacífico) y a África (a través del Nilo); se convirtió así en una de las drogas más populares del mundo árabe: tuvo uso terapéutico en Oriente Medio desde el siglo II a.C.) y en otras regiones, como los del Caribe y del sur de África, el consumo de preparados de cannabis se ha confinado a grupos humanos socialmente desfavorecidos.

Con los grandes descubrimientos se abrió la puerta al conocimiento de nuevas sustancias, de hecho en el siglo XVIII ya eran un rentable negocio. En Asia y América muchos campesinos pasaron a depender de su cultivo, mientras en Occidente los impuestos sobre estas sustancias fueron imprescindibles para financiar los gastos del Estado, era tal su importancia que llegaron a causar de una guerra cuando los británicos se enfrentaron a China para vender libremente opio en este país (Guerras del Opio).

En el Renacimiento y con el descubrimiento de América, llega a Europa la flora americana, pronto se impone una de las drogas con más poder adictivo: el tabaco, planta ceremonial por excelencia entre los indios (aztecas e indios norteamericanos) y que se extenderá rápidamente por todo el mundo gracias a las grandes potencias coloniales como España, Portugal y especialmente Inglaterra).A partir de 1950, la evidencia epidemiológica de los efectos nocivos del tabaco (especialmente fumar cigarrillos) determinó que muchos países limitaran la publicidad del tabaco (Italia, 1962; Reino Unido, 1965; EE UU, 1971; Australia, 1976).

No obstante, las drogas americanas no serán tan populares como los derivados del opio procedente de Oriente.

El consumo de drogas desde el siglo XVIII hasta década de los 70
Enel siglo XIX tiene lugar un cambio importante: los usos rituales y mágicos que en el pasado se asociaban a las drogas se transforman. Ahora, los progresos en química y medicina desembocan en la industria farmacéutica moderna: los médicos recetan drogas como cura, las cuáles están asimismo al alcance de cualquiera en las boticas. Además, se usan como evasión, como búsqueda de placer y de sentido de un mundo que está cambiando con mucha rapidez. Por ejemplo, los artistas y burgueses experimentan con opio, cannabis y con nuevas sustancias de las que también disfrutan las clases más bajas, como por ejemplo el éter o el óxido nitroso, que los pobres consumen mezclado con alcohol para emborracharse antes.

También tiene lugar otra transformación, con la industrialización y el desarrollo del capitalismo, nace la sociedad de masas y se generalizándose así el consumo del alcohol y de los derivados del opio como en ningún otro momento histórico anterior: la drogodependencia se convierte en un fenómeno preocupante en las sociedades desarrolladas.

Respecto al alcoholismo, hay que decir que en el siglo XVII ya se generalizó la fabricación de licores destilados (Whiskey, Ginebra, Ron, etc.), sin embargo, afectó especialmente en el siglo XIX a la clase trabajadora emergente (para evadirse de sus duras condiciones de vida) hasta el punto de convertirse un peligro para la economía y la estructura sociopolítica. Surge así una corriente de opinión (lideradas por la Iglesia, sindicatos más progresistas, etc.) que considera el alcoholismo como enfermedad y como un agravante las ya pésimas condiciones de vida de la clase obrera. Esto contribuye a empujar a gobiernos y organismos internacionales a prohibir o restringir el consumo cada vez más, pero no era fácil: primero, por razones morales, y luego de salud y orden público, las prohibiciones iban a empezar. Se trataba de llevar a cabo una cruzada contra el desorden liderada por los Estados Unidos: una enmienda introducida en la Constitución de EEUU pretendía la abstinencia nacional, en 1933 fue revocada.

Otra droga que tuvo una altísima popularidad en Occidente en este periodo fueron los opiáceos, introducido por los soldados de Napoleón tras la campaña de Egipto, y cuyo uso masivo en Europa tuvo lugar en los últimos años sesenta del siglo XIX.

La morfina (opiáceo) la descubrió, a principios del siglo XIX, el químico francés llamado Derosne. Pronto, la demanda de la sanidad militar creció grandemente y la industria farmacéutica produjo grandes cantidades de morfina (la invención de la jeringa hipodérmica implementó este fenómeno); en definitiva, la aparición de adicción a morfina en muchos soldados se generalizó (esta dependencia se la denominó la enfermedad del soldado y enfermedad del ejército).

La cannabis se introdujo en la medicina occidental a mediados del siglo XIX tras la publicación de los estudios efectuados por el médico irlandés O'Shaughnessy, que recomendaba el uso del cannabis en el tratamiento de la epilepsia, reumatismo, tétanos, rabia, etc. Como medicamento, la cannabis ha figurado en las farmacopeas de diversos países hasta mediados de los años sesenta.

El opio incluso generó guerrascoloniales debido a que generaba un negocio de altísima rentabilidad. En la época colonial, Inglaterra introdujo el cultivo de opio en la India y su contrabando en Oriente fue muy lucrativo, no obstante, la resistencia de China al cultivo de esta droga provocará las guerras del opio, que terminaron en 1858 con el Tratado de Tientsin; este acontecimiento permitió la legalización de las importaciones de opio a China. Después de 1900, las autoridades chinas realizaron grandes esfuerzos para reorganizar el país y se estableció una campaña para erradicar el opio.
Guerras del opio
El floreciente mercado del opio favoreció que penetrara y se generalizara en Europa, especialmente en Gran Bretaña, en los preparativos farmacológicos que eran consumidos por la clase trabajadora, ya que rara vez tenía acceso a los cuidados médicos por problemas económicos; ello permitió que el uso del opio se encontrara muy extendido entre las capas populares, bien en forma de píldoras de opio bruto o, sobre todo, como láudano, un preparado a base de opio puro, agua destilada y alcohol (ambas preparaciones podían adquirirse libremente, incluso en tiendas de comestibles).

La tradición del empleo médico o curativo del opio favoreció un posterior uso como medio lúdico o estimulante: el consumo de morfina, opio o cocaína se extendió entre intelectuales y artistas e incluso llegaron a venderse como medicamentos (muchos escritores británicos de la época, como Byron, Shelley, Keats, Scott o Quincey, lo consumían).

La Convención Internacional sobre el Opio, celebrada en La Haya (1912), recomendó controles sobre la regulación de las manufacturaciones locales y también propuso la limitación de la distribución de opiáceos para fines y científicos.

Respecto a la cocaína, su consumo ya se documenta en la civilización Inca, cultura en la que ocupaba un importante lugar, ya que creían que era un regalo del rey Sol a las clases altas de la sociedad. No obstante, la cocaína se aísla por primera vez en 1859 y se comercializará durante medio siglo bajo la forma de tónicos curativos y estimulantes, ignorando su capacidad adictiva.

A finales de siglo se sintetizó la diacetilmorfina, también llamada heroína. Su descubrimiento fue paralelo al de la aspirina y convirtió en gigante de la química a su descubridor, los laboratorios Bayer; el clorano y los primero somníferos y barbitúricos aparecen en escena y hacia el 1900 todas las drogas conocidas se encuentran en farmacias.

El aumento de la drogodependencia tras la 1ª Guerra Mundial fue tal que despertó la alarma de los gobiernos occidentales: se pusieron en marcha medidas restrictivas como la Ley Seca en Estados Unidos entre 1920 y 1933 que lo que consiguió fue un crecimiento espectacular del mercado negro. Durante la Segunda Guerra Mundial favorece la investigación de nuevos fármacosbenzodiacepinas, los primeros ansiolíticos como el Valiumla talidomidael LSD25, droga semi-sintética extraída del cornezuelo del centeno; esta última, con sus poderosos efectos, abriría una nueva época en la historia de las drogas.

Tras la II G.M, el control del tráfico de drogas fue coordinado por la Comisión sobre Drogas Narcóticas de las Naciones Unidas y, en 1961, tras trece años de discusiones, se añadió cannabis a la lista de drogas psicotrópicas; diez años más tarde, se introdujo el TCH, principio activo del cannabis, en la Convención Internacional sobre Sustancias Psicotrópicas.

A mediados de siglo aumenta la producción mundial de drogas, amparada en las crisis internacionales y conflictos bélicos. Mientras, los gobiernos y los organismos internacionales pretenden ejercer control legislativo y penal para conseguir un mundo sin drogas, pero con poco éxito.

El consumo de drogas siguióaumentando a lo largo del siglo destacando los años 60 y 70 especialmente entre los jóvenes asociados a los movimientos contraculturales como es el caso de los hippies. La droga más popular fue el LSD, aunque también podemos destacar el consumo de heroína o de la marihuana (ya introducida a comienzo de siglo en EEUU).
Hippy fumando marihuana

David Alcázar Nieto


No hay comentarios:

Publicar un comentario