martes, 3 de mayo de 2016

¿Existe un cerebro masculino y otro femenino?


La cuestión de si existe un cerebro específicamente masculino y otro femenino ha generado un debate de amplio calado en el ámbito científico. Durante muchísimo tiempo, sobre todo durante los inicios de la segunda mitad del XX, se consideró probado que existían grandes diferencias en los cerebros de hombre y mujer. Estas diferencias venían determinadas de nacimiento, teniendo cada sexo aspectos en los que era mejor que otro, por ejemplo la mujer estaría más preparada para ser una gran sirvienta del hogar, tendría mejor puntería, más compresiva con los problemas y muy paciente. Si nos paramos a analizar esta parte, nos daremos cuenta de que ha sido la visión más fomentada por parte de la Iglesia en todas sus variantes, con un claro interés para perpetuar el orden patriarcal (mujer como fiel sirvienta de su marido y paciente cuándo este perdiera la paciencia).

Si esto no es una cuestión cultural, que venga Dios y lo vea

Un nuevo impulso del feminismo en los años 70-80 exigió que se revisara esta visión, ya que no solo se aceptaba el hecho de que los cerebros masculino y femenino fueran diferentes anatómicamente, sino que además, dichas diferencias eran utilizadas para considerar al varón superior, y así justificar su rol social. Pues bien, empezaron a salir estudios que hablaban de que realmente era el aspecto cultural el que determinaba determinadas conductas y roles que adoptaban ambos sexos, para llegar a la conclusión (aunque no existían aun grandes avances en la ciencia cerebral) de que anatómicamente ambos cerebros eran IGUALES, pero que luego la conducta se veía modificada por el condicionamiento cultural y social. 

A pesar de todo, últimamente se ha asistido a una oleada de intentos de volver a resaltar diferencias que ya se creían superadas. Diferentes estudios de la universidad de Harvard, volvían a hacer hincapié en diferencias, aunque esta vez de forma más "suave", es decir, ahora se aludía a que las mujeres tienen mejores puntería, se les dan mejor las matemáticas (???), y otra serie de cosas para las que no se aporta ninguna prueba. Curiosamente, dichos estudios tienen un sesgo brutal y se basan en medias y fórmulas matemáticas que no demuestran el hecho que se quiere probar, es más, en estos estudios se suelen coger pocas personas para realizar las pruebas y al final se añade un curioso epígrafe "los resultados del estudio no son concluyentes". 

Afortunadamente, apareció un estudio del periódico El País, que a pesar de que no termina totalmente con la polémica, sí que da una visión más acorde con lo que  ya se había dicho en los 70/80s. Incluso el ABC, de forma bastante precavida cuestiona las "diferencias". A pesar de todo, sigue hablando de "diferencias" que en otros estudios siguen siendo puestas en discusión. 

En conclusión, hay que ser muy cuidadosos con los aspectos tendenciosos en estudios y trabajos sobre esta cuestión. Se debe tener en cuenta que muchas veces se persigue perpetuar el orden patriarcal, disfrazando las supuestas diferencias de una forma amable, pero que a fin de cuentas, se busca asignar roles determinados a la mujer, que perpetúen su sometimiento al orden heteropatriarcal. 

Victor Manuel Arias Sánchez 

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